Botella de vino amontillado Harveys. Su color topacio augura unas notas a frutos secos propios de su largo proceso de crianza en dos fases: biológica en un primer monento y oxidativa al final. Su sabor punzante y suave combina perfectamente con guisos de pescados, consomé o embutidos.
Su consumo siempre debe hacerse fresco, como la mayoría de los Sherrys de sabor seco, siempre por debajo de los 12º centígrados.